miércoles, 19 de septiembre de 2012

Pero eso no es fútbol


Casi seguro que esta será la primera y única entrada en este blog acerca de este tema. Pero se me hacía necesario abordarlo. Porque si bien es verdad que los que no gustan de este deporte están cansadísimos de él, igual lo estamos sus seguidores, que no fanáticos de ciertos clubes, de la repulsa de aquellos hacia este.

Ya, ya, sé lo que están pensando los no futboleros, que pasan a ser por decreto excelentes antifutboleros. Sabemos que el fútbol cansa, por el excesivo repertorio televisivo. Que muchas veces crea situaciones de violencia reales entre sus seguidores descarriados. Pero eso no es fútbol. Que crea rivalidades que van más allá de la deportividad. Incluso más allá de lo racional. Pero eso no es fútbol. Que se manejan ingentes cantidades de dinero, muchísimo dinero, excesivo, insultante. Cierto. Aunque eso esté bordeando todo el mundo del fútbol, eso no es el fútbol, eso no es el deporte. Y el deporte es algo bueno, eso es innegable.

El entorno del fútbol crea una industria que da miles de puestos de trabajo, directa o indirectamente: futbolistas, entrenadores, masajistas, fisioterapeutas, médicos, enfermeros, utilleros, agentes de seguridad, profesores y tutores de escuelas de fútbol, dependientes de tiendas oficiales, guías de museos, speakers, fabricantes de ropa y material deportivo, constructores de instalaciones deportivas.… Si esta industria se viene abajo, da la impresión de que se irá abajo un país entero. Aunque eso no sea fútbol.

En este sentido, cabría preguntarse cuánta riqueza generan para el conjunto de la sociedad otros deportes. Y cuánto aportaron o aportan sus deportistas. Da la casualidad de que entre los diez deportistas mejor pagados del mundo solo hay dos futbolistas en los últimos puestos, por detrás de boxeadores, pilotos de Fómula 1, golfistas, tenistas o jugadores de baloncesto. Es cierto, el fútbol es un deporte más extendido. Claro, porque cualquiera tiene la “oportunidad” de practicarlo e, incluso, llegar a futbolista, por lo menos demostrarlo, sin necesidad de ser “hijo de” o poseer un fajo de dinero en el banco. En ese sentido, el fútbol no es un deporte elitista, en absoluto. Solo hay que ver el origen de la mayoría de los mejores jugadores.

Es verdad que toda esa industria que crea el fútbol podría mejorar. No permitir ni fiascos económicos ni actuaciones deplorables de miembros de cualquier club que son ejemplos para millones de niños. Pero eso no es fútbol. Ahora bien, en lo deportivo también se puede mejorar y tomar nota de otros deportes, como ofrecer a los árbitros tecnologías que ayuden a impartir justicia en las canchas, aunque las autoridades del fútbol mundial sean reacias a utilizarlas.

El fútbol (como cualquier otro deporte) da alegrías, ilusiones, solidaridad, entretenimiento, reuniones de amigos, por mucho que se empeñen algunos estamentos periodísticos en fomentar rivalidades que buscan la audiencia más ignorante.

El fútbol, como deporte, es un juego técnico, bello y noble. Como dijo José Luis Sastre: “No hay imagen más honrosa que la del futbolista derrotado que sabe perder y se retira del campo, exhausto, con la misma dignidad del que ha ganado”.

El británico Nick Hornby, que además de escritor, profesor de literatura, periodista y crítico musical es un apasionado del fútbol, dejó plasmada en su Fiebre en las gradas una inaudita descripción de este fantástico deporte:

Puede que sea absurdo, pero aún no me he animado a decir que el fútbol sea un deporte maravilloso, y por supuesto que lo es. Los goles tienen el valor de lo raro, sin punto de comparación por ejemplo con las canastas en baloncesto, las carreras en béisbol, los sets en tenis, y siempre quedará el suspense y la emoción de ver a alguien cuando consigue hacer algo que solo se suele hacer tres, cuatro veces a lo sumo en todo un partido si tienes suerte, y si no, ni una. Me encanta el ritmo que tiene, la inexistencia de fórmulas preconcebidas; me encanta cómo pueden los altos con los bajos, los enclenques con los fuertes, cosa que no ocurre en ningún otro deporte de contacto; me encanta que el mejor equipo no siempre sea el que gana. Tiene lo mejor del atletismo; es sensacional la forma que combina la fuerza con la inteligencia. Permite que los jugadores parezcan realmente estéticos, y lo hace de una forma que en casi todos los deportes resultaría imposible: un cabezazo en plancha perfectamente coordinado, una volea perfectamente conectada, permiten que el cuerpo alcance una postura y una elegancia que muchos deportistas jamás podrían exhibir.



Grandes jugadores de la historia como Pelé, Diego Armando Maradona, “el hombre pegado a una pelota de cuero”, o el elegantísimo Zinedine Zidane, nos regalaron imborrables jugadas y goles imposibles. Quien adora este deporte no puede dejar de disfrutar actualmente con el regate en menos de un palmo de Andrés Iniesta, con las atléticas carreras de Cristiano Ronaldo, con la rapidez de Lionel Messi y el imán que parece llevar en sus botas, con las estiradas y reflejos de Iker Casillas o con la inteligencia, la organización y la precisión de Xavi Hernández.

Eso sí es fútbol.


3 comentarios:

  1. Magnífica crónica de lo que es auténtico e impagable en el fútbol. Con más profundidad de la que se sospecha lo definió V. Boskov "Fútbol es fútbol". No quiero enmendarte la plana a tamaño rosario de grandes futbolistas ¡Dios me libre!, pero echo en falta a J. Cruyff, y sabes que por mi ADN que no soy nada sospechosos de tal apreciación. Palabra de "Matador"...

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  2. Of course, faltaría más. En el vídeo sale aquel maravilloso gol suyo. Me faltó poner el gol del famoso C. "Matador" en los minutos finales en un pequeño terreno de juego, obteniendo así el triunfo de aquel entrañable partidillo de maduritos con El NIño, Alexanco, Arkonada o Kubala, pero ¡como no tenía el vídeo! Aquel

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  3. Totalmente de acuerdo con la entrada y con los comentarios, me gustaría hacer una aportación. Para recordar la escencia del fútbol conviene, alguna vez, asistir a un partido de benjamines o alevines, eso sí que es arte y pasión, sin estrellas, sin malicia, sin dinero,...Lo malo es que los mayores, en ocasiones, no sabemos estar a la altura pero creo que, afortunadamente estas ocasiones son las menos.
    Una pena que no podamos visualizar el vídeo del magnífico gol del "Matador" en aquel memorable partido al que tuve el honor de asistir, ¡en fin!

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