Sábado. La calle
estaba poblada por la muchedumbre más selecta para la hora del día. El cálido
ambiente primaveral invitaba a sentir el calorcillo directo en la piel más
lívida. Él, sentado a la mesa de una terraza de una casa surrealista, esperando
la compañía para arrancar con un gin-tonic. El escenario era perfecto para este
tipo de encuentro.
Mientras comprobaba
telefónicamente que hacia allí se dirigían los invitados a tomar el aperitivo
mañanero, levantó la cabeza, como si alguien le hubiese avisado o algo se lo
hubiese señalado. Y, tras descubrir una imagen vaga entrecortada por un
paraguas de terraza, se reveló la escena nítida, como emergiendo del fondo
marino, sin previo aviso, una aparición mariana. Ella, de perfil, cruzaba
delante de él en segundo término, tras un acompañante, al que él no quiso en
primera instancia darle importancia. La primera reacción de él fue levantar tímidamente
un poco la mano para saludar, pero la imagen se desvanecía y alejaba poco a
poco con la quietud de él y el distanciamiento de ella. La, de él; el, de ella:
qué curioso, pensó más tarde.
Entre tanto, la
conversación telefónica quedó suspendida.
¿Lo habría visto
y no lo habría saludado? De forma súbita, se le antojó que sí, se llenó de exasperación
y no pudo más que sentir desprecio hacia él mismo. ¡Qué mediocre pensamiento! Probablemente
ella no lo había visto y por eso no se produjo el encuentro.
Con esta última
idea se quedó, tratándose de ella era la que creía más verosímil. El resto de
ideas no eran propias de su persona. Definitivamente era la más objetiva, sin
teñir por los irrespetuosos celos de la bajeza humana. Se sintió peor por traer
a su cabeza aquellos iniciales y viles pensamientos que no venían a cuento.
Su cola de
caballo, sus pantalones negros ajustados y sus botas marrones de tacón alto la
presentaban como una esbelta figura, clásica, helénica. El paso era firme,
seguro, rebosante de orgullo y tranquilidad. Su brazo se movió en ese instante
por la espalda de su acompañante, lo que él interpretó por un momento como un
insulto a su presencia. ¡Otro mediocre pensamiento! Probablemente, solo había
sido una respuesta educada hacia su contertulio viandante.
Calle
abajo, los protagonistas se difuminaban en el espacio, haciendo mutis, como cuadro
pintado bajo el velo surrealista. Finalmente, él se bajó de las puntillas de
los pies, a las que se había subido sin darse cuenta para alcanzarla con la
vista. Ahora, calmado, sintió felicidad por ella y tristeza por no haber podido
abrazarla y transmitirle su satisfacción.
¿Es el hard rock cosa de hombres? Con el paso
de los años me he ido haciendo a la idea de que esto es así. El hard rock,
¿cosa de hombres? Como el Soberano de aquellas largas tardes de domingo en
Carrusel Deportivo. Parece como si las notas eléctricas de las guitarras solo
entraran por los oídos masculinos sin ningún obstáculo.
Me explico: la mayoría de los seguidores de
este estilo musical son hombres. ¿Una música destinada para ellos? ¡Ni idea! ¿Una
música rechazada por mujeres? ¡Eeeeeehhhh! ¿Es una cuestión de sensibilidad? ¡Qué
sé yo! ¿Será que en nuestro país no hay cultura de este estilo musical entre
las féminas? ¿Está mal visto? Pues en otros lugares del mundo no parece que sea así. ¿Aquí por qué sí?
La primera sospecha surgió un día cuando un
amigo me preguntó que si iba a un concierto de Ella Baila Sola. ¡Ni hablar!,
contesté. Yo le devolví la pregunta acusándolo con la mirada: “¿A ti te
gustan?”. “No, pero va a estar lleno de tías!”. Puñalada. Pese a que me joda,
tenía toda la razón.
Segunda razón. Cuando empecé a escuchar este
tipo de música, es decir, cuando empecé a escuchar hard rock, solo compartía casetes y vinilos, o más tarde cedés, con hombres. Uf, ¡cómo suena esto ahora! Si acaso alguna
baladita… Algo es algo.
Tercera. Asistimos a cualquier concierto de rock,
especialmente hard rock y heavy metal, y parece que solo el 10% de los
asistentes sean féminas. Desde luego, no es el mejor sitio para ir a ligar.
Para eso tendremos que ir a un concierto de pop-rock o a un concierto de Il
Divo. Eso sí, para las chicas, perfecto.
Veamos un fragmento de una grabación del
Electric Music Festival de Madrid, donde disfrutamos de unos melódicos Within
Temptation esperando el asalto al escenario de Metallica. Si nos fijamos solo
podemos contar unas cinco o seis chicas entre la marabunta masculina que
asediaba por momentos el descampado. Les aseguro que la proporción era todavía
menor en el recinto (unas 50.000 personas esa noche, o sea, unas ¿5.000
chicas?)
Cuarta y definitiva. Rebuscando entre mis
discos, me di cuenta de la casi inexistente presencia de mujeres entre los
componentes de los grupos que escuchaba. Parece que algo de tradición machista
prevalece (como en todas las artes). Pero, claro, las mujeres también necesitan
tener sus ídolos femeninos. Y hasta ahí es donde quería llegar: los ídolos
femeninos. Por ahí aparecieron algunas consagradas artistas como Joan Jett, Lita
Ford, Doro Pesh y sus Warlock, las chicas de Vixen o Sheryl Crow. Todas ellas
aún dando guerra, sin que parezca que el tiempo pase por ellas. Maldito diablo,
que solo hace tratos con quien quiere.
Mucho más recientes unas Amy Lee
de Evanescence, Cristina Scabbia de Lacuna Coil, Tarja Turunen de Nightwish o
Sharon den Adel de Within Temptation, espectaculares en todos los sentidos.
Ahora es el momento de presentar a algunos “ángeles”
que se me han aparecido en los últimos tiempos en la net-sky. Quizás orientados
a otros estilos no tan cañeros, pero sí con una preparación y capacidad para
adaptarse a cualquiera de ellos. Con ellas he formado un grupo. Mira por dónde.
Hannah Ford (batería, voz). La
Medusa, sus tentáculos electrifican las notas a las que acompaña. Aquí la
podemos ver con solo 19 añitos, aunque ahora tenga 22.
Tal Wilkenfeld (bajo), 26 añitos. La niña de
sonrisa “diabólica”. De procedencia australiana, cruzó el Pacífico a los 16
años para instruirse de esta forma y llegar a tocar tiempo más tarde junto al
gran Jeff Beck, el cual disfruta casi tanto como nosotros al escuchar su solo
de bajo.
Grace Potter (voz, guitarra, piano). Un cruce
entre Janis Joplin y Diana Krall. Con su arrebatadora voz y estilo personal, se
sumerge en la canción sintiéndola, y haciéndola sentir, en medio de unos
fantásticos minutos instrumentales. Se siente arropada por un grupo de artistas
impresionantes entre los que destacan el saxofonista Willy Waldman y el maestro
de las seis (o siete) cuerdas Joe Satriani.
The 2nd Lawde Muse. Que
Muse es ya la banda referencia del Reino Unido es un grito a voces y una
realidad, incluso por encima de Cold Play, que ya es decir. Nos encontramos con
una obra épica en el sentido más literal del término. A lo mejor no es el mejor
disco del trío, pero es un trabajo especial que ha ido conduciendo el sonido de
la musa hacia un experimento de efecto pop rock progresivo donde hay para todos
los gustos: desde la declaración de intenciones que supone el arranque intenso
de Supremacy hasta la ochentera tipo INXS Panic Station; desde la olímpica Survival hasta las hímnicas, aunque
demasiado extensas, The 2nd Law I y
II, pasando por la bailonga y revientagargantas Follow me. Seguro que los estadios se llenarán hasta la bandera. ¿Serán
capaces de mantener esta línea?
The Connectionde Papa Roach. Después
de asistir a la incursión en los últimos años de la música electrónica en el
rock y tras leer la entrevista realizada por Rockzone a esta banda, muy poco
esperábamos del resultado de este disco. Temíamos toparnos con la torpeza de A Thousand Suns de Linkin´ Park o The Path of Totality de Korn. Pero ni
rastro de esas expectativas: los toques electrónicos aparecen lo justo para
enriquecer el sonido fresco y divertido que este grupo demostró desde siempre. Lo
más destacado: el sonido brutal de la batería y Jacoby Shaddix, que parece haber
querido darlo todo antes de que próximamente sea operado de sus cuerdas vocales.
Black Trafficde Skunk
Anansie. Su último disco
es atemporal, no sabríamos si colocarlo en el año 1987 o en 2024. Un trabajo de
contundente sonido en el que no sobra canción alguna, sin ningún
bajón y con un estilo que
ya habíamos catado en discos como Stoosh.
Skin, la cantante, parece tener el mismo ADN de Grace Jones, un cruce entre una
pantera negra y la mujer de ébano, que aporta un toque muy personal a la voz. No
te dejará indiferente.
House of Gold & Bones - Part 1de Stone Sour.
La vuelta a los ruedos de esta
banda que fundaron dos miembros de lo que sería posteriormente Slipknot nos
presenta un disco que parte de una historia escrita por el propio Corey Taylor.
¿Un disco conceptual para impresionar a las masas, para dárselas de
intelectuales? Ellos mismos lo encuadran entre el Dirt de Alice In Chains y The
Wall de Pink Floyd. No será para tanto. Pero, ¡qué más da! Una excusa como
otra cualquiera para encañonarnos con un fantástico álbum lleno de grandes
temas. Gran tributo al metal de los 80 y 90 con un Taylor que muestra su
lado más melódico. ¡Qué gozada los estribillos de Tired o Absolute Zero!
Flying Colorsde Flying Colors. Imprescindible. Magnífica portada. Ver reseña aquí.
IIIde Toundra.
Si hay una banda que ha destacado dentro del panorama nacional independiente en
los últimos años, esa es Toundra. Que se les solicite en países como Francia o
Polonia no es una casualidad, sino el resultado de un trabajo hecho con gusto,
fruto de la inspiración de estos madrileños. Tal y como ya se vislumbraba en su
primer disco, dejan volar su imaginación a través de un rock instrumental para
sumergirnos en unas atmósferas impredecibles y embrujadoras. Junto con otras
bandas como Morgana Vs. Morgana o Exxasens, por primera vez nuestras fronteras
aparecen remarcadas dentro del mapa mundial experimental.
Omertá de Adrenaline Mob. Disco con el que el
metal da un puñetazo sobre la mesa y demuestra a sus detractores que este
género sale victorioso, cuando se lo propone, ante cualquier moda pasajera. Unión
de varias estrellas de esta escena que presentan unos riffs contundentes que no
escuchábamos desde los añorados Disturbed y con los que es muy difícil no
marcarse un headbanging. Pongamos como ejemplos Indifferent o Undaunted. Imposible no
disfrutar con la precisión en las baquetas del señor Portnoy y con la balada que siempre es necesaria en este tipo de discos, All on the line:
XXXde Asia. La banda de progresivo más comercial no nos sorprende por
cambio de estilo. Parece que los años no hayan pasado por ellos y cuando nos
venimos a dar cuenta, ya estamos a mitad de álbum tarareando bajo falsete
algunas de sus dulces melodías. Un caramelito que no debemos despreciar.
Fire Make Thunderde OSI. El proyecto musical de Kevin Moore y Jim Matheos nos viene regalando
desde 2003, y cada tres años, universos musicales que bien podrían formar parte
de la banda sonora de una película oscura. Una música diferente para oídos
selectos que buscan sonidos metaleros, pero relajados, que te trasladan a situaciones
invernales muy propias para abrigarse y tomar una copa de vino. Sin que llegue
a alcanzar el nivel del álbum Free,
no desentona en absoluto con la línea marcada allí, como se demuestra desde el
primer corte Cold Call. No está nada
mal para un disco creado en los ratos libres que les dejan a estos músicos sus principales
ocupaciones.
Damage Controlde Jeff Scott
Soto. El AOR es el estilo que manda en este disco y que podemos
degustar desde la primera canción Give a little
more o en la propia Damage control.
Un hard rock melódico lleno de estribillos pegadizos con frecuentes puentes
hacia un tono más alto que hacen recordar a los mejores Bon Jovi. La elección
de este disco no se debe tanto a su brillantez como a querer destacar la figura
de este artista de origen latino que posee unas portentosa y educada voz. Entre
su currículum destaca su trabajo con Yngwie Malmsteen, Axel Rudi Pell, Talisman
o el haber prestado sus cuerdas vocales al grupo ficticio creado para la
película Rockstar.
Con una de las canciones
centrales de esa película lo damos por presentado.
Atravesaba el pasillo central con la sensación de que
el recorrido no iba a terminar nunca, estaba muy lejos el final para mi cuerpo
torpe y cansado. En esas disquisiciones andaba yo, cuando un aroma me enturbió la
mente. El alivio de mi cuerpo enfermo y febril se hizo patente con la llegada
del olor a un recuerdo pretérito pero reciente. No era un aroma común; sólo yo
conocía su significado, sólo yo podía interpretarlo como el resultado de una
noche de pasión y sexo, como la imagen de la lujuria que había ido hasta allí
para rememorar el placer físico.
Algo revelaba que no era exactamente la imagen que
percibía en mi cerebro, pero igualmente despertó la sensación. Quizás fuese un
perfume de mujer, sin embargo, faltaba algún ingrediente corporal en su fórmula.
Un dulce estado de agitación se apoderó de mi sistema
nervioso y no pude más que darme la vuelta para descubrir la portadora de tal
fragancia que me resultaba tan familiar. Ahí acabaron todas las especulaciones:
no era ella la que se mostraba en la parte oscura de mi cabeza, aunque sin duda
la miel había alcanzado mis labios y no dejaría de tener en todo el día el
sabor dulce de la excitación.
Y
las siete trompetas soplarán un dulce rock'n'roll
fuertemente,
dentro de tu alma...
En sangre escribe la letra de
la marca de una nueva melodía.
Genesis
A finales de los 80 y principios de los 90 tuve un
leve contacto con la música progresiva, pero no estaba preparado para ello
(¿demasiada juventud?). Mi encuentro real se produce hace pocos años y gracias
al metal progresivo, que cada vez me iba poniendo más afilados los dientes.
Comprendí rápidamente que esto era algo más que acordes en quintas
distorsionadas. Esto era mucho más, algo que transgredía la estructura básica
de la canción basada en estrofa y estribillo. Quedé atrapado.
Mi ignorancia sobre el género era (y aún lo es)
amplia, mi conocimiento llegaba solo hasta unos cuantos éxitos y clásicos de
los 70 y 80: The logical song de
Supertramp, Another brick in the wall
de Pink Floyd, Owner of a lonely heart de
Yes o Heat of the moment de Asia. Sin
duda grandes canciones, aunque quizás menos progresivas. Pero cierta madurez
hace que nos sintamos curiosos y ahondemos más en los asuntos.
La explosión de esta música surge en un ambiente
marcado por el espíritu del mayo del 68 y con el rock psicodélico como
antecedente. La experimentación, la improvisación y la ingesta de drogas
alucinógenas por parte de músicos de gran nivel, inspirados por otras artes
como la literatura, la pintura o el cine, provocan una sonoridad
peculiar producto de la combinación de elementos de la música docta con otros
tomados del jazz, del rock u otras músicas del mundo. Mi curiosidad aumentaba por momentos.
Cuando este género tiende a ser más orquestal o
polifónico se le llama también sinfónico. Pero ya desde sus inicios fue muy
difícil separar o etiquetar bandas que se nos antojan de un mismo estilo: Pink Floyd, Mike Oldfield, The Alan Parsons Project, King Crimson, Jethro Tull, Genesis, Emerson, Lake and Palmer, Camel, Yeso Marillion.
El mellotrón
es un instrumento que parece haber surgido al servicio de este género musical.
Bandas como King Crimson, Genesis o los españoles Triana lo usaron magistralmente
en sus composiciones. Sin embargo, es el Hammond
el que con el tiempo fue más utilizado y el que nos ha dejado para siempre su
peculiar sonido en bandas como Deep Purple en las manos del gran, y
recientemente desaparecido, Jon Lord.
Las portadas de los vinilos son obras de arte, acordes
con las letras de las canciones que se apartaban de la temática habitual del
rock y que incluían reflexiones filosóficas o referencias a mundos fantásticos.
Los discos conceptuales parecían ser la horma del zapato para desarrollar todo
este universo temático y progresar armónicamente: The Lamb Lies Down On Broadway de Genesis, The Wall de Pink Floyd, Tommy
de The Who, 2112 de Rush o Thick as a brick de Jethro Tull.
Crisis? What Crisis? Algunos críticos de los 80 pusieron el progresivo en
la sepultura, pero a la sombra alargada que supuso The wall de Pink Floyd se le sumó el nacimiento de una banda que
salva la década y pone las cosas en su sitio: Marillion. Bandas de otras
variantes musicales como Radiohead se dejaron seducir y bebieron
también de estas fuentes durante esta década.
En los 90 el género se encuentra con un
resurgimiento impulsado por la fundación Swedish
Art Rock Society, cuya misión era rescatar los valores del rock progresivo
clásico. Spock´s Beard y Transatlantic con Neal Morse a la cabeza, The Flower
Kings con Roine Stolt o los Porcupine Tree de Steven Wilson se muestran como
herederos directos de la escena setentera.
Y como no podía ser de otra forma, muchas bandas de
metal incorporan la esencia progresiva a sus composiciones. Esta década es
suya. Una vez más demuestran que su música es abierta y supone siempre un perfecto
canal que adapta cualquier cauce musical a su estilo. Surge así el metal
progresivo y sus variantes: Queensrÿche, Dream Theater
(adoradores de Rush y el grupo con más relevancia de los últimos 25 años),
Symphony X, Fates Warning, Pain of Salvation, The Jelly Jam, Liquid Tension Experiment, OSI o los asombrosos e
inclasificables Tool.
En la primera década del siglo XXI parece haber una
revitalización del género comandada por los nuevos trabajos de grupos clásicos como
Marillion, Asia, Yes o Rush, así como las constantes colaboraciones de algunos
iconos del género en bandas que han ido surgiendo en estos años. Grupos de
proyección más amplia como Muse se han dejado cautivar en estos últimos años
por la inspiración progresiva y han llegado a soltarse la melena de una forma
muy descarada.
Transatlantic, al igual que Asia en su momento, es
un supergrupo formado por miembros destacados de otras laureadas bandas:
Neal Morse: voz principal, teclados,
guitarra (Spock´s Beard)
Mike Portnoy: batería, coros (Dream Theater, OSI, Liquid Tension Experiment...)
Roine Stolt: guitarra, coros (The Flower Kings)
Pete Trewavas: bajo, coros (Marillion)
Daniel Gildenlöw: guitarra, coros, teclados (Pain of Salvation)
Afortunadamente, y gracias en parte al mundo
globalizado, España no ha sido ajena a este devenir musical, como antaño, ni ha
hecho oídos sordos. Aparecen sobre el escenario fantásticos grupos como Exxasens,
Morgana vs. Morgana, Jardin de la Croix… o Toundra,
que como otras bandas ofrece sus creaciones de forma gratuita o a un precio
voluntario en Aloud Music y, sin embargo,
consiguen vender más que nadie en el mundillo discográfico independiente y
ganarse un reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras (Francia, Rusia
o Alemania). Su último disco es una gozada instrumental.
Al margen de las bandas y discos clásicos de los 70
y 80 (muy muy recomendados) que pueden encontrar en cualquier listado de la
red, aportamos una pequeña muestra de recomendaciones (sin ningún orden
concreto) de lo que ha sonado, y sigue sonando, por las latitudes de nuestro
reproductor:
Shall we descend de The
Jelly Jam
Deadwing de
Porcupine Tree
Judgment de
Anathema
Metropolis Pt.2: Scenes From a
Memory de Dream Theater
Gordian Knot de
Gordian Knot
Liquid Tension Experiment de
Liquid Tension Experiment
El Día del Rock Progresivo se festeja el 21 de
septiembre el mismo día que se celebra el Día Mundial de la enfermedad de
Alzheimer. ¿Será una coincidencia o es que el destino quiere decirnos que no
debe ser olvidado, que se trata de un género musical atemporal que no entiende
de modas?
Cleveland,
Ohio, 1978.Una señora, copa de vino y libro en mano, desciende
hacia el salón del hogar para disfrutar del líquido dionisiaco, de la lectura y
de un poco de música de fondo. Se dirige hacia el tocadiscos y elige un álbum,
pero cuando la aguja toma contacto con el disco suena el riff de I stole your love de Kiss y el vino sale
despedido por el susto. Su hijo había escondido el disco Love Gun en la carátula de un vinilo de The Carpenters. Tras una
lucha incansable con el aparato musical, que no deja de sonar, consigue
desenchufar el cable eléctrico. “¡Dios mío, Kiss, la música del diablo!”,
exclama la señora.
Así comienza la
película Detroit Rock City (Cero en conducta en España, una
traducción ridícula como tantas otras). El film no tiene nada sorprendente
salvo que seas veinteañero o te guste Kiss. Sin embargo, cuenta con una banda
sonora impresionante (Kiss, AC/DC, Thin Lizzy, Van Halen, Cheap Trick o David
Bowie entre otros). La cinta cuenta la locura en la que viven cuatro
adolescentes desde el momento en que consiguen unas entradas para ir a ver a
los Kiss a Detroit, resumiendo así la revolución que significó la llegada de
este grupo a escena durante los primeros cuatro años de sus andanzas.
In the beginning…
Paul, Gene, Peter y el otro
Paul (Ace). En 1974
cuatro veinteañeros neoyorkinos decidieron mostrar las cuatro caras que
definen a un adolescente y, transformados en El Chico Estrella, El
Demonio, El Hombre Gato y El Hombre
del Espacio, lanzan al mercado su primer disco homónimo. Jamás pensaron en
la repercusión que iban a tener en el futuro. El maquillaje y los trajes
extravagantes pueden ser objeto de burla en la actualidad, pero en aquel
momento eran la bomba. Toda una declaración de intenciones que venía a moldear
el emergente hard rock. Todo un trallazo que se abre con la canción Strutter, su auténtico genoma musical rematado
con temazos como Cold Gin, Deuce o Black Diamond y continuado ese mismo año
con el segundo vinilo Hotter Than Hell,
disco que les serviría para denominarlos “la banda más caliente del mundo” y donde
se plantan las semillas del thrash metal de los 80 y el grunge de los 90.
Al año
siguiente, y casi sin descanso, aparece Dressed
to kill, en el que se incluye uno de los himnos de la banda, Rock and roll all night, y un tema que
cautivó a varias generaciones musicales y que muy pocas bandas posteriores se
resistieron a regrabar: C´mon and love me.
En este caso en manos de una banda con una poderosa voz de los 90.
Camino al
estrellatoy culminación de una etapa.En principio estos tres primeros
discos no tuvieron gran repercusión comercial, pero tras el lanzamiento del directo
Alive! todo cambió. La gente corrió
en masa a comprar los discos de un grupo cuyo espectáculo combinaba música, sexo,
rock, fuego y liberación. Con ellos sobre el escenario parece que siempre se
está en Las Vegas, donde ningún drag queen puede moverse mejor que Paul Stanley
sobre esas tremendas plataformas. Sus bailecitos afeminados rivalizan con los
de Mick Jagger (¡Ojo, que canta y toca la guitarra!). El grupo demostró que, además
del maquillaje, funambulismo,
escenarios que se elevan, botas de plataforma, pirotecnia generosa, destrucción
de guitarras, vómitos de sangre y fuego, guitarras lanzacohetes y otros números,
había mucha música. En directo eran grandes y aún lo siguen siendo. Son
leyenda viva.
Sin perder
tiempo se graba Destroyer, en el que
sobresalen Detroit Rock City, Shout it
out loud o la dulce y triste balada Beth.
Despiden el disco con una pregunta que queda en el aire, Do you love me?, para ser respondida ese mismo año en el disco Rock and roll over por el Dr. Love y el tema I want you, respaldada por una preciosa melodía cantada por El Hombre Gato: Hard Luck Woman.
A estas alturas ya se habían extendido las leyendas de que
las dos eses del nombre de la banda eran un símbolo nazi (curioso, sabiendo que
Simmons es judío), que el propio bajista se había injertado una lengua de vaca
y que tenía un catálogo de las 4600 mujeres con las que se había acostado. ¿El
tamaño de su lengua era proporcional (e inversamente proporcional) al número de
sus conquistas?
Además,
grupos religiosos ultraconservadores iniciaron una campaña contra ellos y
consideraban que el nombre de la banda procedía deKnights In Satan Service(Caballeros Infames al servicio de
Satán). Todo ello proveía a la formación musical de una publicidad gratuita y de un atractivo excepcional.
Apenas
han avanzado cuatro años y ya está a la venta el sexto álbum Love Gun, en el que destaca la canción
homónima, una de las preferidas por el grupo y que nunca falta en sus
conciertos. En este caso acompañados de orquesta y El Chico Estrella surcando los cielos para deleite del respetable.
1978, el año de
los solos. Es el momento para disfrutar del éxito que supuso el
Alive II, hacer un ceda-el-paso y
descansar de los compañeros para evitar fisuras. La primera estrategia es que
cada miembro grabe su disco en solitario donde muestren a la armada de
seguidores sus gustos particulares fuera del grupo. Paul y Ace siguen en la
línea del hard rock, Peter se orienta hacia el rhythm and blues y Gene produce
un disco ecléctico lleno de colaboraciones. El que mantuvo la nota fue Ace,
pero en realidad los cuatro álbumes pasaron sin pena ni gloria. La segunda
estrategia era grabar una película, Attack of the Phantoms, donde
sus personajes aparecieran como héroes, pero en realidad quedaron como payasos.
La llegada de
la música disco. Christine, una fan de la música disco en la
película Detroit Rock City, y un
guiño a la canción del mismo nombre, sirve de premonición a lo que Kiss estaban
destinados. Los protagonistas se escandalizan cuando la chica trata de
convencerlos de que la buena música no tiene nada que ver con el género al que
pertenece y que a lo mejor Kiss acabarán haciendo una canción disco. Y así fue.
Kiss sucumbió a esta música, no pudo ni quiso esquivarla. Era inevitable
habiendo grabado todos esos años en la glamurosa Casablanca y encontrándose por
los pasillos a Donna Summer,
The Village People o Cher (novia por un tiempo de Gene Simmons, por cierto).
¿Se aprovecharon del momento para vender más discos? Probablemente, pero
supieron fundir las bases rockeras con los mejores movimientos de cadera. Los
fans de toda la vida fruncieron el ceño, los discotequeros abrieron la boca de
entusiasmo, pero al final todo el mundo quiso a Kiss. En realidad, solo tres
temas De Dinasty estaban provistos
de esta influencia, de los cuales I was
made for lovin´ you baby y Sure know
something aumentaron la fiebre del sábado noche.
Apaguen
las luces generales, enciendan las de bajo consumo, cúbranlas con una camiseta
roja y salten al medio del salón. ¡A bailar!
La
melodía, la letra y el movimiento de cabeza típico de Peter Criss no tienen
precio.
1980. Unmasked:
continúa la fiesta pero se inicia un declive. ¿Se habrían
quitado el maquillaje? No, aún no. Kiss abrazan el AOR, tocan de refilón el
pop-rock y continúan tonteando con los acordes de la música disco. Una
extraordinaria línea de bajo y unos teclados patentes a lo largo de toda la
grabación hacen que nos mordamos los labios de gusto.
Después de este
disco, Peter Criss, que prácticamente no había participado en el proceso de
grabación debido a sus problemas personales con el alcohol, se marcha y es
sustituido por Eric Carr, El Zorro.
Music from the Elder supone una vuelta de tuerca más, pero
con resultado muy diferente. Se trata de un disco conceptual orientado a lo
sinfónico-progresivo y con letras algo alejadas de la típica temática kisseana,
que acabó en un pequeño fracaso comercial y con la salida de Ace Frehley de la
banda, descontento con la orientación creativa del grupo. Vinnie Vincent, El Mago, sería el sustituto para los dos
siguientes álbumes.
Surfeando
sobre la ola: los 80 tienen nombre propio. El estilo de Creatures
of the night, Lick it up y Animalize se une sin ninguna dificultad
a la nueva ola británica metalera. Los más allegados a este género descubrieron
sin temor a burlas sus coloridos vinilos maquillados de blanco y negro que
escondían camuflados entre los de Judas Priest y Def Leppard. Cuando en España
aún echábamos de menos los capítulos de Naranjito y al Pelusa, la MTV (que por aquella época todavía emitía música) encendió
la curiosidad: tras 40 segundos del vídeo de Lick it up, por vez primera la banda aparece desmaquillada. Pero la
verdad es que para la pinta que tenían sin maquillaje, mejor se lo podían haber
dejado puesto. Aun así consiguieron que todos coreásemos durante esa década
temas como Heaven´s on fire: Uouououououuuuuu!
Asylum, Crazy
nights y Hot in the shade
consolidan a Bruce Kullick como guitarrista, que no adopta
ningún alter ego. El Mago había
desaparecido tras un hechizo. La banda sigue desenmascarada y centrada en el
glam metal hasta alcanzar los 90 y obtienen un número 1 con su balada más
exitosa, escrita por Paul Stanley y Michael Bolton.
Tras la muerte
de Eric Carr en 1991, Revenge no se
despega del estilo que viene siendo habitual hasta la fecha. El disco constituye
todo un homenaje a la figura de El Zorro,
donde destacan las canciones
Every
time I look at you y God Gave Rock'n'Roll To You II. Carr es sutituido por Eric Singer, un
experimentado músico que había tocado con Black Sabbath, Alice Cooper o Brian
May y que desentonaba físicamente con el resto del grupo: Singer era rubio y de
ojos azules. ¡Ay, las cuestiones de imagen! Aun así, gracias a su gran talento con
las baquetas y su carisma, revive la figura felina de Peter Criss. Se edita el Alive
III y el obligatorio MTV Unplugged. Es en esta última actuación
donde Peter Criss y Ace Frehley reaparecen después de muchos años para
enloquecer a la gente. La reunión de los auténticos personajes se veía venir.
El beso de Judas: Paul no parece muy contento ni muy
cómodo con la situación.
Cambio
de costa: el oeste de camisa de leñador gana la partida. El último álbum antes de la esperada
reunión produjo una desavenencia entre Gene Simmons y Paul Stanley, los capos
del grupo, que terminó con el tácito acuerdo de que ninguno participaría en las
composiciones del otro. Un material lleno de introspectivas letras sobre el
desencanto social,con unas guitarras tono y medio más bajas y oscuros
y pesados riffs
muy cercanos a los de Alice In Chains. Con este panorama y ya organizada la
gira de reunión de la banda original, si no hubiera sido por la inesperada circulación
ilegal de las maquetas de estudio, Carnival of Souls: The Final
Sessions jamás hubiese visto nunca la luz. Pero aunque la
grabación no contenga el sonido clásico de Kiss, es una auténtica gozada para los
oídos más alternativos. Seguro que las delegaciones mundiales de la Kiss Army no
están de acuerdo.
Se
finaliza la gira que contó con más de 200 conciertos. Siguiente paso: al
estudio para grabar. Aunque Frehley y Criss aparecen en los créditos de Psycho Circus, prácticamente no
participaron en el proceso de grabación. Todo era una estrategia comercial para
alcanzar los objetivos ya que, si hay
una banda que ha sabido manejar el marketing y mezclar mito y realidad para
llegar a lo más alto, esa ha sido Kiss.
En los inicios del siglo XXI, Criss y Frehley se
marchan; regresa Eric Singer y se incorpora Tommy Thayer. El resto de la década
la dedicaron a girar por el mundo (incluyendo la espectacular grabación en
directo de Kiss Symphony: Alive IV con la Orquesta Sinfónica de Melbourne),
a estrenar la película Detroit Rock City, a producir un luchador que llevaría
un maquillaje inspirado en el de Simmons… Pero nada de nueva música.
En los discos siguientes de Kiss (Sonic Boom
de 2009 y Monster de este mismo año 2012) no hay nada relevante que
destacar, salvo que la presencia de Gene Simmons y la voz de Paul Stanley se
muestran imperecederas, como si no hubiese pasado el tiempo por ellos. ¿Qué más
le podemos pedir a una banda con 28 certificaciones de oro?
En
mayo de 2011, Kiss anunció que el crucero Kiss Kruise zarparía en
octubre para fondear los mares de Las Bahamas. La Kiss Army Fan Club se
convierte en la Kiss Navy para disfrutar de un crucero temático en la que se
incluye una fiesta de Halloween, una rueda de prensa de la banda, dos
conciertos (uno en acústico) y las actuaciones de otros artistas invitados. Debido
al éxito alcanzado, la banda hará un pequeño paréntesis en su gira para repetir
la experiencia a finales de octubre de este año, para luego continuar con “The
Tour” junto a Mötley Crüe. Uouououououuuuuu! Nuestras
plegarias se hacen sonar todas las noches para que traspasen el Atlántico y
luego los Pirineos.