miércoles, 26 de diciembre de 2012

Efímeras II: mediodía (relato)




Sábado. La calle estaba poblada por la muchedumbre más selecta para la hora del día. El cálido ambiente primaveral invitaba a sentir el calorcillo directo en la piel más lívida. Él, sentado a la mesa de una terraza de una casa surrealista, esperando la compañía para arrancar con un gin-tonic. El escenario era perfecto para este tipo de encuentro.
Mientras comprobaba telefónicamente que hacia allí se dirigían los invitados a tomar el aperitivo mañanero, levantó la cabeza, como si alguien le hubiese avisado o algo se lo hubiese señalado. Y, tras descubrir una imagen vaga entrecortada por un paraguas de terraza, se reveló la escena nítida, como emergiendo del fondo marino, sin previo aviso, una aparición mariana. Ella, de perfil, cruzaba delante de él en segundo término, tras un acompañante, al que él no quiso en primera instancia darle importancia. La primera reacción de él fue levantar tímidamente un poco la mano para saludar, pero la imagen se desvanecía y alejaba poco a poco con la quietud de él y el distanciamiento de ella. La, de él; el, de ella: qué curioso, pensó más tarde.
Entre tanto, la conversación telefónica quedó suspendida.
¿Lo habría visto y no lo habría saludado? De forma súbita, se le antojó que sí, se llenó de exasperación y no pudo más que sentir desprecio hacia él mismo. ¡Qué mediocre pensamiento! Probablemente ella no lo había visto y por eso no se produjo el encuentro.
Con esta última idea se quedó, tratándose de ella era la que creía más verosímil. El resto de ideas no eran propias de su persona. Definitivamente era la más objetiva, sin teñir por los irrespetuosos celos de la bajeza humana. Se sintió peor por traer a su cabeza aquellos iniciales y viles pensamientos que no venían a cuento.
Su cola de caballo, sus pantalones negros ajustados y sus botas marrones de tacón alto la presentaban como una esbelta figura, clásica, helénica. El paso era firme, seguro, rebosante de orgullo y tranquilidad. Su brazo se movió en ese instante por la espalda de su acompañante, lo que él interpretó por un momento como un insulto a su presencia. ¡Otro mediocre pensamiento! Probablemente, solo había sido una respuesta educada hacia su contertulio viandante.
Calle abajo, los protagonistas se difuminaban en el espacio, haciendo mutis, como cuadro pintado bajo el velo surrealista. Finalmente, él se bajó de las puntillas de los pies, a las que se había subido sin darse cuenta para alcanzarla con la vista. Ahora, calmado, sintió felicidad por ella y tristeza por no haber podido abrazarla y transmitirle su satisfacción.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Es cosa de hombres...!!!

¿Es el hard rock cosa de hombres? Con el paso de los años me he ido haciendo a la idea de que esto es así. El hard rock, ¿cosa de hombres? Como el Soberano de aquellas largas tardes de domingo en Carrusel Deportivo. Parece como si las notas eléctricas de las guitarras solo entraran por los oídos masculinos sin ningún obstáculo.

Me explico: la mayoría de los seguidores de este estilo musical son hombres. ¿Una música destinada para ellos? ¡Ni idea! ¿Una música rechazada por mujeres? ¡Eeeeeehhhh! ¿Es una cuestión de sensibilidad? ¡Qué sé yo! ¿Será que en nuestro país no hay cultura de este estilo musical entre las féminas? ¿Está mal visto? Pues en otros lugares del mundo no parece que sea así. ¿Aquí por qué sí?

La primera sospecha surgió un día cuando un amigo me preguntó que si iba a un concierto de Ella Baila Sola. ¡Ni hablar!, contesté. Yo le devolví la pregunta acusándolo con la mirada: “¿A ti te gustan?”. “No, pero va a estar lleno de tías!”. Puñalada. Pese a que me joda, tenía toda la razón.

Segunda razón. Cuando empecé a escuchar este tipo de música, es decir, cuando empecé a escuchar hard rock, solo compartía casetes y vinilos, o más tarde cedés, con hombres. Uf, ¡cómo suena esto ahora! Si acaso alguna baladita… Algo es algo.

Tercera. Asistimos a cualquier concierto de rock, especialmente hard rock y heavy metal, y parece que solo el 10% de los asistentes sean féminas. Desde luego, no es el mejor sitio para ir a ligar. Para eso tendremos que ir a un concierto de pop-rock o a un concierto de Il Divo. Eso sí, para las chicas, perfecto.

Veamos un fragmento de una grabación del Electric Music Festival de Madrid, donde disfrutamos de unos melódicos Within Temptation esperando el asalto al escenario de Metallica. Si nos fijamos solo podemos contar unas cinco o seis chicas entre la marabunta masculina que asediaba por momentos el descampado. Les aseguro que la proporción era todavía menor en el recinto (unas 50.000 personas esa noche, o sea, unas ¿5.000 chicas?)


Cuarta y definitiva. Rebuscando entre mis discos, me di cuenta de la casi inexistente presencia de mujeres entre los componentes de los grupos que escuchaba. Parece que algo de tradición machista prevalece (como en todas las artes). Pero, claro, las mujeres también necesitan tener sus ídolos femeninos. Y hasta ahí es donde quería llegar: los ídolos femeninos. Por ahí aparecieron algunas consagradas artistas como Joan Jett, Lita Ford, Doro Pesh y sus Warlock, las chicas de Vixen o Sheryl Crow. Todas ellas aún dando guerra, sin que parezca que el tiempo pase por ellas. Maldito diablo, que solo hace tratos con quien quiere.



Mucho más recientes unas Amy Lee de Evanescence, Cristina Scabbia de Lacuna Coil, Tarja Turunen de Nightwish o Sharon den Adel de Within Temptation, espectaculares en todos los sentidos.



Ahora es el momento de presentar a algunos “ángeles” que se me han aparecido en los últimos tiempos en la net-sky. Quizás orientados a otros estilos no tan cañeros, pero sí con una preparación y capacidad para adaptarse a cualquiera de ellos. Con ellas he formado un grupo. Mira por dónde.

Hannah Ford (batería, voz). La Medusa, sus tentáculos electrifican las notas a las que acompaña. Aquí la podemos ver con solo 19 añitos, aunque ahora tenga 22.



Tal Wilkenfeld (bajo), 26 añitos. La niña de sonrisa “diabólica”. De procedencia australiana, cruzó el Pacífico a los 16 años para instruirse de esta forma y llegar a tocar tiempo más tarde junto al gran Jeff Beck, el cual disfruta casi tanto como nosotros al escuchar su solo de bajo.



Grace Potter (voz, guitarra, piano). Un cruce entre Janis Joplin y Diana Krall. Con su arrebatadora voz y estilo personal, se sumerge en la canción sintiéndola, y haciéndola sentir, en medio de unos fantásticos minutos instrumentales. Se siente arropada por un grupo de artistas impresionantes entre los que destacan el saxofonista Willy Waldman y el maestro de las seis (o siete) cuerdas Joe Satriani.


viernes, 30 de noviembre de 2012

Record-mendaciones



The 2nd Law de Muse. Que Muse es ya la banda referencia del Reino Unido es un grito a voces y una realidad, incluso por encima de Cold Play, que ya es decir. Nos encontramos con una obra épica en el sentido más literal del término. A lo mejor no es el mejor disco del trío, pero es un trabajo especial que ha ido conduciendo el sonido de la musa hacia un experimento de efecto pop rock progresivo donde hay para todos los gustos: desde la declaración de intenciones que supone el arranque intenso de Supremacy hasta la ochentera tipo INXS Panic Station; desde la olímpica Survival hasta las hímnicas, aunque demasiado extensas, The 2nd Law I y II, pasando por la bailonga y revientagargantas Follow me. Seguro que los estadios se llenarán hasta la bandera. ¿Serán capaces de mantener esta línea?




The Connection de Papa Roach. Después de asistir a la incursión en los últimos años de la música electrónica en el rock y tras leer la entrevista realizada por Rockzone a esta banda, muy poco esperábamos del resultado de este disco. Temíamos toparnos con la torpeza de A Thousand Suns de Linkin´ Park o The Path of Totality de Korn. Pero ni rastro de esas expectativas: los toques electrónicos aparecen lo justo para enriquecer el sonido fresco y divertido que este grupo demostró desde siempre. Lo más destacado: el sonido brutal de la batería y Jacoby Shaddix, que parece haber querido darlo todo antes de que próximamente sea operado de sus cuerdas vocales.




Black Traffic de Skunk Anansie. Su último disco es atemporal, no sabríamos si colocarlo en el año 1987 o en 2024. Un trabajo de contundente sonido en el que no sobra canción alguna, sin ningún bajón y con un estilo que ya habíamos catado en discos como Stoosh. Skin, la cantante, parece tener el mismo ADN de Grace Jones, un cruce entre una pantera negra y la mujer de ébano, que aporta un toque muy personal a la voz. No te dejará indiferente.




House of Gold & Bones - Part 1 de Stone Sour. La vuelta a los ruedos de esta banda que fundaron dos miembros de lo que sería posteriormente Slipknot nos presenta un disco que parte de una historia escrita por el propio Corey Taylor. ¿Un disco conceptual para impresionar a las masas, para dárselas de intelectuales? Ellos mismos lo encuadran entre el Dirt de Alice In Chains y The Wall de Pink Floyd. No será para tanto. Pero, ¡qué más da! Una excusa como otra cualquiera para encañonarnos con un fantástico álbum lleno de grandes temas. Gran tributo al metal de los 80 y 90 con un Taylor que muestra su lado más melódico. ¡Qué gozada los estribillos de Tired o Absolute Zero!




Flying Colors de Flying Colors. Imprescindible. Magnífica portada. Ver reseña aquí.




III de Toundra. Si hay una banda que ha destacado dentro del panorama nacional independiente en los últimos años, esa es Toundra. Que se les solicite en países como Francia o Polonia no es una casualidad, sino el resultado de un trabajo hecho con gusto, fruto de la inspiración de estos madrileños. Tal y como ya se vislumbraba en su primer disco, dejan volar su imaginación a través de un rock instrumental para sumergirnos en unas atmósferas impredecibles y embrujadoras. Junto con otras bandas como Morgana Vs. Morgana o Exxasens, por primera vez nuestras fronteras aparecen remarcadas dentro del mapa mundial experimental.




Omertá de Adrenaline Mob. Disco con el que el metal da un puñetazo sobre la mesa y demuestra a sus detractores que este género sale victorioso, cuando se lo propone, ante cualquier moda pasajera. Unión de varias estrellas de esta escena que presentan unos riffs contundentes que no escuchábamos desde los añorados Disturbed y con los que es muy difícil no marcarse un headbanging. Pongamos como ejemplos Indifferent o Undaunted. Imposible no disfrutar con la precisión en las baquetas del señor Portnoy y con la balada que siempre es necesaria en este tipo de discos, All on the line:






XXX de Asia. La banda de progresivo más comercial no nos sorprende por cambio de estilo. Parece que los años no hayan pasado por ellos y cuando nos venimos a dar cuenta, ya estamos a mitad de álbum tarareando bajo falsete algunas de sus dulces melodías. Un caramelito que no debemos despreciar.




Fire Make Thunder de OSI. El proyecto musical de Kevin Moore y Jim Matheos nos viene regalando desde 2003, y cada tres años, universos musicales que bien podrían formar parte de la banda sonora de una película oscura. Una música diferente para oídos selectos que buscan sonidos metaleros, pero relajados, que te trasladan a situaciones invernales muy propias para abrigarse y tomar una copa de vino. Sin que llegue a alcanzar el nivel del álbum Free, no desentona en absoluto con la línea marcada allí, como se demuestra desde el primer corte Cold Call. No está nada mal para un disco creado en los ratos libres que les dejan a estos músicos sus principales ocupaciones.




Damage Control de Jeff Scott Soto. El AOR es el estilo que manda en este disco y que podemos degustar desde la primera canción Give a little more o en la propia Damage control. Un hard rock melódico lleno de estribillos pegadizos con frecuentes puentes hacia un tono más alto que hacen recordar a los mejores Bon Jovi. La elección de este disco no se debe tanto a su brillantez como a querer destacar la figura de este artista de origen latino que posee unas portentosa y educada voz. Entre su currículum destaca su trabajo con Yngwie Malmsteen, Axel Rudi Pell, Talisman o el haber prestado sus cuerdas vocales al grupo ficticio creado para la película Rockstar.
Con una de las canciones centrales de esa película lo damos por presentado.



lunes, 19 de noviembre de 2012

Efímeras I: la mañana (relato)



Atravesaba el pasillo central con la sensación de que el recorrido no iba a terminar nunca, estaba muy lejos el final para mi cuerpo torpe y cansado. En esas disquisiciones andaba yo, cuando un aroma me enturbió la mente. El alivio de mi cuerpo enfermo y febril se hizo patente con la llegada del olor a un recuerdo pretérito pero reciente. No era un aroma común; sólo yo conocía su significado, sólo yo podía interpretarlo como el resultado de una noche de pasión y sexo, como la imagen de la lujuria que había ido hasta allí para rememorar el placer físico. 

Algo revelaba que no era exactamente la imagen que percibía en mi cerebro, pero igualmente despertó la sensación. Quizás fuese un perfume de mujer, sin embargo, faltaba algún ingrediente corporal en su fórmula.

Un dulce estado de agitación se apoderó de mi sistema nervioso y no pude más que darme la vuelta para descubrir la portadora de tal fragancia que me resultaba tan familiar. Ahí acabaron todas las especulaciones: no era ella la que se mostraba en la parte oscura de mi cabeza, aunque sin duda la miel había alcanzado mis labios y no dejaría de tener en todo el día el sabor dulce de la excitación.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Va de progre



Y las siete trompetas soplarán un dulce rock'n'roll
fuertemente, dentro de tu alma...
En sangre escribe la letra de la marca de una nueva melodía.
Genesis

A finales de los 80 y principios de los 90 tuve un leve contacto con la música progresiva, pero no estaba preparado para ello (¿demasiada juventud?). Mi encuentro real se produce hace pocos años y gracias al metal progresivo, que cada vez me iba poniendo más afilados los dientes. Comprendí rápidamente que esto era algo más que acordes en quintas distorsionadas. Esto era mucho más, algo que transgredía la estructura básica de la canción basada en estrofa y estribillo. Quedé atrapado.



Mi ignorancia sobre el género era (y aún lo es) amplia, mi conocimiento llegaba solo hasta unos cuantos éxitos y clásicos de los 70 y 80: The logical song de Supertramp, Another brick in the wall de Pink Floyd, Owner of a lonely heart de Yes o Heat of the moment de Asia. Sin duda grandes canciones, aunque quizás menos progresivas. Pero cierta madurez hace que nos sintamos curiosos y ahondemos más en los asuntos.

La explosión de esta música surge en un ambiente marcado por el espíritu del mayo del 68 y con el rock psicodélico como antecedente. La experimentación, la improvisación y la ingesta de drogas alucinógenas por parte de músicos de gran nivel, inspirados por otras artes como la literatura, la pintura o el cine, provocan una sonoridad peculiar producto de la combinación de elementos de la música docta con otros tomados del jazz, del rock u otras músicas del mundo. Mi curiosidad aumentaba por momentos.

Cuando este género tiende a ser más orquestal o polifónico se le llama también sinfónico. Pero ya desde sus inicios fue muy difícil separar o etiquetar bandas que se nos antojan de un mismo estilo: Pink FloydMike OldfieldThe Alan Parsons Project, King CrimsonJethro TullGenesisEmerson, Lake and PalmerCamelYes o Marillion.

El mellotrón es un instrumento que parece haber surgido al servicio de este género musical. Bandas como King Crimson, Genesis o los españoles Triana lo usaron magistralmente en sus composiciones. Sin embargo, es el Hammond el que con el tiempo fue más utilizado y el que nos ha dejado para siempre su peculiar sonido en bandas como Deep Purple en las manos del gran, y recientemente desaparecido, Jon Lord.


Las portadas de los vinilos son obras de arte, acordes con las letras de las canciones que se apartaban de la temática habitual del rock y que incluían reflexiones filosóficas o referencias a mundos fantásticos. Los discos conceptuales parecían ser la horma del zapato para desarrollar todo este universo temático y progresar armónicamente: The Lamb Lies Down On Broadway de Genesis, The Wall de Pink Floyd, Tommy de The Who, 2112 de Rush o Thick as a brick de Jethro Tull.












Crisis? What Crisis? Algunos críticos de los 80 pusieron el progresivo en la sepultura, pero a la sombra alargada que supuso The wall de Pink Floyd se le sumó el nacimiento de una banda que salva la década y pone las cosas en su sitio: Marillion. Bandas de otras variantes musicales como Radiohead se dejaron seducir y bebieron también de estas fuentes durante esta década.

En los 90 el género se encuentra con un resurgimiento impulsado por la fundación Swedish Art Rock Society, cuya misión era rescatar los valores del rock progresivo clásico. Spock´s Beard y Transatlantic con Neal Morse a la cabeza, The Flower Kings con Roine Stolt o los Porcupine Tree de Steven Wilson se muestran como herederos directos de la escena setentera.


Y como no podía ser de otra forma, muchas bandas de metal incorporan la esencia progresiva a sus composiciones. Esta década es suya. Una vez más demuestran que su música es abierta y supone siempre un perfecto canal que adapta cualquier cauce musical a su estilo. Surge así el metal progresivo y sus variantes: Queensrÿche, Dream Theater (adoradores de Rush y el grupo con más relevancia de los últimos 25 años), Symphony X, Fates Warning, Pain of Salvation, The Jelly Jam, Liquid Tension Experiment, OSI o los asombrosos e inclasificables Tool.


En la primera década del siglo XXI parece haber una revitalización del género comandada por los nuevos trabajos de grupos clásicos como Marillion, Asia, Yes o Rush, así como las constantes colaboraciones de algunos iconos del género en bandas que han ido surgiendo en estos años. Grupos de proyección más amplia como Muse se han dejado cautivar en estos últimos años por la inspiración progresiva y han llegado a soltarse la melena de una forma muy descarada.

Transatlantic, al igual que Asia en su momento, es un supergrupo formado por miembros destacados de otras laureadas bandas:
Neal Morse: voz principal, teclados, guitarra (Spock´s Beard)
Mike Portnoy: batería, coros (Dream Theater, OSI, Liquid Tension Experiment...)
Roine Stolt: guitarra, coros (The Flower Kings)
Pete Trewavas: bajo, coros (Marillion)
Daniel Gildenlöw: guitarra, coros, teclados (Pain of Salvation)


Afortunadamente, y gracias en parte al mundo globalizado, España no ha sido ajena a este devenir musical, como antaño, ni ha hecho oídos sordos. Aparecen sobre el escenario fantásticos grupos como Exxasens, Morgana vs. Morgana, Jardin de la Croix… o Toundra, que como otras bandas ofrece sus creaciones de forma gratuita o a un precio voluntario en Aloud Music y, sin embargo, consiguen vender más que nadie en el mundillo discográfico independiente y ganarse un reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras (Francia, Rusia o Alemania). Su último disco es una gozada instrumental.

Al margen de las bandas y discos clásicos de los 70 y 80 (muy muy recomendados) que pueden encontrar en cualquier listado de la red, aportamos una pequeña muestra de recomendaciones (sin ningún orden concreto) de lo que ha sonado, y sigue sonando, por las latitudes de nuestro reproductor:

Shall we descend de The Jelly Jam
Deadwing de Porcupine Tree
Judgment de Anathema
Metropolis Pt.2: Scenes From a Memory de Dream Theater
Gordian Knot de Gordian Knot
Liquid Tension Experiment de Liquid Tension Experiment
III de Toundra
Flying Colors de Flying Colors
The Whirlwind de Transatlantic
Themata de Karnivool
Aenima de Tool
Free de OSI
III. De lo inevitable de Morgana vs. Morgana
Insider de Amplifier
Sola Scriptura de Neal Morse

El Día del Rock Progresivo se festeja el 21 de septiembre el mismo día que se celebra el Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer. ¿Será una coincidencia o es que el destino quiere decirnos que no debe ser olvidado, que se trata de un género musical atemporal que no entiende de modas?




jueves, 1 de noviembre de 2012

Los muros de mi patria


Miré los muros de la patria mía
si un tiempo fuertes, ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.
F. Quevedo

Corpulentos muros circundan tu pecho
colocados por ti mismo; fracasada
tu forma cónica endeble ya por el tiempo,
tu ánimo torpe por el intento.
Razonamientos encorvados
emancipan en tu mente
la negra ira de tu espada,
de tu aliento,
aliento ebrio por tu enfermo pecho.
Siendo el camino de tus hechos
no más ancho ni más largo
que el de cualquier otro de los nuestros
sí has topado con encrucijadas
que te han guiado hasta el infierno.
Tus muros habían vuelto a desmoronarse
abriendo de nuevo tu pecho
y una vez más fuiste apuñalado
por rebelde espalda emancipada,
por tu enemigo,
tu fatal fortuna,
que no fue más que aquella encrucijada.
Cicatriz mal curada que abre y cierra
tu herida a su antojo.
Siempre estás a su disposición
ante su mandato fraudulento:
tu recuerdo.

Vikowski

viernes, 19 de octubre de 2012

Knights In Show Service

I remember the day that we met
I needed someone, you needed someone too…
I stole your love, ain´t never gonna let you go.

Cleveland, Ohio, 1978. Una señora, copa de vino y libro en mano, desciende hacia el salón del hogar para disfrutar del líquido dionisiaco, de la lectura y de un poco de música de fondo. Se dirige hacia el tocadiscos y elige un álbum, pero cuando la aguja toma contacto con el disco suena el riff de I stole your love de Kiss y el vino sale despedido por el susto. Su hijo había escondido el disco Love Gun en la carátula de un vinilo de The Carpenters. Tras una lucha incansable con el aparato musical, que no deja de sonar, consigue desenchufar el cable eléctrico. “¡Dios mío, Kiss, la música del diablo!”, exclama la señora.

Así comienza la película Detroit Rock City (Cero en conducta en España, una traducción ridícula como tantas otras). El film no tiene nada sorprendente salvo que seas veinteañero o te guste Kiss. Sin embargo, cuenta con una banda sonora impresionante (Kiss, AC/DC, Thin Lizzy, Van Halen, Cheap Trick o David Bowie entre otros). La cinta cuenta la locura en la que viven cuatro adolescentes desde el momento en que consiguen unas entradas para ir a ver a los Kiss a Detroit, resumiendo así la revolución que significó la llegada de este grupo a escena durante los primeros cuatro años de sus andanzas.


In the beginning… Paul, Gene, Peter y el otro Paul (Ace). En 1974 cuatro veinteañeros neoyorkinos decidieron mostrar las cuatro caras que definen a un adolescente y, transformados en El Chico Estrella, El Demonio, El Hombre Gato y El Hombre del Espacio, lanzan al mercado su primer disco homónimo. Jamás pensaron en la repercusión que iban a tener en el futuro. El maquillaje y los trajes extravagantes pueden ser objeto de burla en la actualidad, pero en aquel momento eran la bomba. Toda una declaración de intenciones que venía a moldear el emergente hard rock. Todo un trallazo que se abre con la canción Strutter, su auténtico genoma musical rematado con temazos como Cold Gin, Deuce o Black Diamond y continuado ese mismo año con el segundo vinilo Hotter Than Hell, disco que les serviría para denominarlos “la banda más caliente del mundo” y donde se plantan las semillas del thrash metal de los 80 y el grunge de los 90.



Al año siguiente, y casi sin descanso, aparece Dressed to kill, en el que se incluye uno de los himnos de la banda, Rock and roll all night, y un tema que cautivó a varias generaciones musicales y que muy pocas bandas posteriores se resistieron a regrabar: C´mon and love me. En este caso en manos de una banda con una poderosa voz de los 90.



Camino al estrellato y culminación de una etapa. En principio estos tres primeros discos no tuvieron gran repercusión comercial, pero tras el lanzamiento del directo Alive! todo cambió. La gente corrió en masa a comprar los discos de un grupo cuyo espectáculo combinaba música, sexo, rock, fuego y liberación. Con ellos sobre el escenario parece que siempre se está en Las Vegas, donde ningún drag queen puede moverse mejor que Paul Stanley sobre esas tremendas plataformas. Sus bailecitos afeminados rivalizan con los de Mick Jagger (¡Ojo, que canta y toca la guitarra!). El grupo demostró que, además del maquillaje, funambulismo, escenarios que se elevan, botas de plataforma, pirotecnia generosa, destrucción de guitarras, vómitos de sangre y fuego, guitarras lanzacohetes y otros números, había mucha música. En directo eran grandes y aún lo siguen siendo. Son leyenda viva.



Sin perder tiempo se graba Destroyer, en el que sobresalen Detroit Rock City, Shout it out loud o la dulce y triste balada Beth. Despiden el disco con una pregunta que queda en el aire, Do you love me?, para ser respondida ese mismo año en el disco Rock and roll over por el Dr. Love y el tema I want you, respaldada por una preciosa melodía cantada por El Hombre Gato: Hard Luck Woman.



A estas alturas ya se habían extendido las leyendas de que las dos eses del nombre de la banda eran un símbolo nazi (curioso, sabiendo que Simmons es judío), que el propio bajista se había injertado una lengua de vaca y que tenía un catálogo de las 4600 mujeres con las que se había acostado. ¿El tamaño de su lengua era proporcional (e inversamente proporcional) al número de sus conquistas?


Además, grupos religiosos ultraconservadores iniciaron una campaña contra ellos y consideraban que el nombre de la banda procedía de Knights In Satan Service (Caballeros Infames al servicio de Satán). Todo ello proveía a la formación musical de una publicidad gratuita y de un atractivo excepcional.

Apenas han avanzado cuatro años y ya está a la venta el sexto álbum Love Gun, en el que destaca la canción homónima, una de las preferidas por el grupo y que nunca falta en sus conciertos. En este caso acompañados de orquesta y El Chico Estrella surcando los cielos para deleite del respetable.



1978, el año de los solos. Es el momento para disfrutar del éxito que supuso el Alive II, hacer un ceda-el-paso y descansar de los compañeros para evitar fisuras. La primera estrategia es que cada miembro grabe su disco en solitario donde muestren a la armada de seguidores sus gustos particulares fuera del grupo. Paul y Ace siguen en la línea del hard rock, Peter se orienta hacia el rhythm and blues y Gene produce un disco ecléctico lleno de colaboraciones. El que mantuvo la nota fue Ace, pero en realidad los cuatro álbumes pasaron sin pena ni gloria. La segunda estrategia era grabar una película, Attack of the Phantoms, donde sus personajes aparecieran como héroes, pero en realidad quedaron como payasos.

La llegada de la música disco. Christine, una fan de la música disco en la película Detroit Rock City, y un guiño a la canción del mismo nombre, sirve de premonición a lo que Kiss estaban destinados. Los protagonistas se escandalizan cuando la chica trata de convencerlos de que la buena música no tiene nada que ver con el género al que pertenece y que a lo mejor Kiss acabarán haciendo una canción disco. Y así fue. Kiss sucumbió a esta música, no pudo ni quiso esquivarla. Era inevitable habiendo grabado todos esos años en la glamurosa Casablanca y encontrándose por los pasillos a Donna Summer, The Village People o Cher (novia por un tiempo de Gene Simmons, por cierto). ¿Se aprovecharon del momento para vender más discos? Probablemente, pero supieron fundir las bases rockeras con los mejores movimientos de cadera. Los fans de toda la vida fruncieron el ceño, los discotequeros abrieron la boca de entusiasmo, pero al final todo el mundo quiso a Kiss. En realidad, solo tres temas De Dinasty estaban provistos de esta influencia, de los cuales I was made for lovin´ you baby y Sure know something aumentaron la fiebre del sábado noche.

Apaguen las luces generales, enciendan las de bajo consumo, cúbranlas con una camiseta roja y salten al medio del salón. ¡A bailar!



La melodía, la letra y el movimiento de cabeza típico de Peter Criss no tienen precio.



1980. Unmasked: continúa la fiesta pero se inicia un declive. ¿Se habrían quitado el maquillaje? No, aún no. Kiss abrazan el AOR, tocan de refilón el pop-rock y continúan tonteando con los acordes de la música disco. Una extraordinaria línea de bajo y unos teclados patentes a lo largo de toda la grabación hacen que nos mordamos los labios de gusto.



Después de este disco, Peter Criss, que prácticamente no había participado en el proceso de grabación debido a sus problemas personales con el alcohol, se marcha y es sustituido por Eric Carr, El Zorro.

Music from the Elder supone una vuelta de tuerca más, pero con resultado muy diferente. Se trata de un disco conceptual orientado a lo sinfónico-progresivo y con letras algo alejadas de la típica temática kisseana, que acabó en un pequeño fracaso comercial y con la salida de Ace Frehley de la banda, descontento con la orientación creativa del grupo. Vinnie Vincent, El Mago, sería el sustituto para los dos siguientes álbumes.

Surfeando sobre la ola: los 80 tienen nombre propio. El estilo de Creatures of the night, Lick it up y Animalize se une sin ninguna dificultad a la nueva ola británica metalera. Los más allegados a este género descubrieron sin temor a burlas sus coloridos vinilos maquillados de blanco y negro que escondían camuflados entre los de Judas Priest y Def Leppard. Cuando en España aún echábamos de menos los capítulos de Naranjito y al Pelusa, la MTV (que por aquella época todavía emitía música) encendió la curiosidad: tras 40 segundos del vídeo de Lick it up, por vez primera la banda aparece desmaquillada. Pero la verdad es que para la pinta que tenían sin maquillaje, mejor se lo podían haber dejado puesto. Aun así consiguieron que todos coreásemos durante esa década temas como Heaven´s on fire: Uouououououuuuuu!



Asylum, Crazy nights y Hot in the shade consolidan a Bruce Kullick como guitarrista, que no adopta ningún alter ego. El Mago había desaparecido tras un hechizo. La banda sigue desenmascarada y centrada en el glam metal hasta alcanzar los 90 y obtienen un número 1 con su balada más exitosa, escrita por Paul Stanley y Michael Bolton.



Tras la muerte de Eric Carr en 1991, Revenge no se despega del estilo que viene siendo habitual hasta la fecha. El disco constituye todo un homenaje a la figura de El Zorro, donde destacan las canciones Every time I look at you y God Gave Rock'n'Roll To You II. Carr es sutituido por Eric Singer, un experimentado músico que había tocado con Black Sabbath, Alice Cooper o Brian May y que desentonaba físicamente con el resto del grupo: Singer era rubio y de ojos azules. ¡Ay, las cuestiones de imagen! Aun así, gracias a su gran talento con las baquetas y su carisma, revive la figura felina de Peter Criss. Se edita el Alive III y el obligatorio MTV Unplugged. Es en esta última actuación donde Peter Criss y Ace Frehley reaparecen después de muchos años para enloquecer a la gente. La reunión de los auténticos personajes se veía venir.

El beso de Judas: Paul no parece muy contento ni muy cómodo con la situación.

   
Cambio de costa: el oeste de camisa de leñador gana la partida. El último álbum antes de la esperada reunión produjo una desavenencia entre Gene Simmons y Paul Stanley, los capos del grupo, que terminó con el tácito acuerdo de que ninguno participaría en las composiciones del otro. Un material lleno de introspectivas letras sobre el desencanto social, con unas guitarras tono y medio más bajas y oscuros y pesados riffs muy cercanos a los de Alice In Chains. Con este panorama y ya organizada la gira de reunión de la banda original, si no hubiera sido por la inesperada circulación ilegal de las maquetas de estudio, Carnival of Souls: The Final Sessions jamás hubiese visto nunca la luz. Pero aunque la grabación no contenga el sonido clásico de Kiss, es una auténtica gozada para los oídos más alternativos. Seguro que las delegaciones mundiales de la Kiss Army no están de acuerdo.

Se finaliza la gira que contó con más de 200 conciertos. Siguiente paso: al estudio para grabar. Aunque Frehley y Criss aparecen en los créditos de Psycho Circus, prácticamente no participaron en el proceso de grabación. Todo era una estrategia comercial para alcanzar los objetivos ya que, si hay una banda que ha sabido manejar el marketing y mezclar mito y realidad para llegar a lo más alto, esa ha sido Kiss.

En los inicios del siglo XXI, Criss y Frehley se marchan; regresa Eric Singer y se incorpora Tommy Thayer. El resto de la década la dedicaron a girar por el mundo (incluyendo la espectacular grabación en directo de Kiss Symphony: Alive IV con la Orquesta Sinfónica de Melbourne), a estrenar la película Detroit Rock City, a producir un luchador que llevaría un maquillaje inspirado en el de Simmons… Pero nada de nueva música.

En los discos siguientes de Kiss (Sonic Boom de 2009 y Monster de este mismo año 2012) no hay nada relevante que destacar, salvo que la presencia de Gene Simmons y la voz de Paul Stanley se muestran imperecederas, como si no hubiese pasado el tiempo por ellos. ¿Qué más le podemos pedir a una banda con 28 certificaciones de oro?

En mayo de 2011, Kiss anunció que el crucero Kiss Kruise zarparía en octubre para fondear los mares de Las Bahamas. La Kiss Army Fan Club se convierte en la Kiss Navy para disfrutar de un crucero temático en la que se incluye una fiesta de Halloween, una rueda de prensa de la banda, dos conciertos (uno en acústico) y las actuaciones de otros artistas invitados. Debido al éxito alcanzado, la banda hará un pequeño paréntesis en su gira para repetir la experiencia a finales de octubre de este año, para luego continuar con “The Tour” junto a Mötley Crüe. Uouououououuuuuu! Nuestras plegarias se hacen sonar todas las noches para que traspasen el Atlántico y luego los Pirineos.