Celebration day de Led Zeppelin (2012)
Que Led Zeppelin fue (y
sigue siendo) la banda de hard rock más importante de la historia lo sabe todo
el mundo. Que grabó los mejores discos del género y ha sido banda de
referencia, también. Que supo como nadie conjugar las músicas del mundo con su
estilo original y sincero, infectado de blues y rock & roll, también. Decir
en este momento que crearon letras y melodías inmortales es repetirse.
Tras la muerte de John
Bonham habían prometido no seguir como banda, pues si faltaba algún miembro la
magia se perdía. Y así fue hasta que en 2007 se reunieron tras 27 años, pero
solo para homenajear al fundador de su sello discográfico de toda la vida
(Atlantic Record). La sustitución en las baquetas a cargo del hijo de Bonzo
para este homenaje fue la mejor elección. Por momentos parece que el alma del
padre se haya reencarnado en el hijo. Y es que lo que mamas de pequeño…
Todas las canciones que
están son, pero no están todas las que son. Para ello, a las más de dos horas
de duración del concierto habría que sumar al menos una más. La voz de Robert
Plant suena espléndida, atemporal, así como una ejecución instrumental
perfecta, bastante alejada de aquellas espectaculares actuaciones de los 70 en
escenarios impregnados de ácido. Y
aunque tenga algún pequeño punto débil (la interpretación de su aclamadísimo Whole lotta love es algo floja), muchas
canciones como Nobody´s fault, No Quarter
o Kashmir suenan inmensas, grandiosas, engrandecidas. No es de
extrañar que las revistas especializadas hayan calificado de matrícula de honor
este disco, aunque entendemos que el corazón participa de alguna manera
saltándose el sobresaliente y elevando la nota al máximo.
Ronky de Pepper
& The Stringalings (2011)
En
este producto nacional que se expresa en inglés se da la unión de Led Zeppelin y
Aretha Franklin. Y si apuramos un poco, también hace su aparición el espíritu de
Janis Joplin, pero sin exceso de alcohol. Riffs de guitarras repletos de rhythm
’n’ blues y rematados por la poderosa y cultivada voz de su cantante Lady
Pepper (Pepa para los amigos), que nos congratulan y nos animan a pensar que
hay esperanza en tierras patrias.
The Russian Wilds de Howlin Rain (2012)
Si Kingdom Come fueron los
hijos de Led Zeppelin y The Black Crowes los nietos, Howlin Rain son sus
bisnietos. Eso sí, como sabemos, la
raza puede mejorar. Y este es el caso. Esto lo supo Rick Rubin desde que les echó la vista encima. Una fabulosa banda que despliega un
sonido setentero, pero moderno, comandada por el vozarrón de Ethan Miller. Un
disco con mayúsculas que nos hace soñar y pensar en que cualquier tiempo pasado
fue mejor, aunque no siempre sea cierto. Canciones como Pahntom
In The Valley o Beneath Wild Wings
así lo demuestran.
Opposites de Biffy Clyro (2013)
Hacer
un buen disco a estas alturas de la película es arduo trabajo. Conseguir que
ese trabajo se convierta en un producto doble es casi imposible. Biffy Clyro lo
ha logrado. Un grupo que conocí de forma accidental: tras haberme quedado
dormido en mi antiguo y minúsculo sofá, desperté en una madrugada enjugado en
sus melodías alternativas que presentaban en Radio 3. Canciones como Sounds like balloons o Biblical demuestran la variedad y
calidad que encierra este álbum, que está cargado de piezas exquisitas que
pueden seducir a seguidores del rock alternativo, el pop-rock indie o metal por
igual. Pretencioso a más no poder, pero sin que pueda parecer forzado. No, nada
forzado. La melodías fluyen con una naturalidad pasmosa, como brotando de lo
más profundo con una finalidad creíble.
El
rock sigue estando a salvo.
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