sábado, 23 de marzo de 2013

Perr(l)as de música: modernos clásicos





Celebration day de Led Zeppelin (2012)

Que Led Zeppelin fue (y sigue siendo) la banda de hard rock más importante de la historia lo sabe todo el mundo. Que grabó los mejores discos del género y ha sido banda de referencia, también. Que supo como nadie conjugar las músicas del mundo con su estilo original y sincero, infectado de blues y rock & roll, también. Decir en este momento que crearon letras y melodías inmortales es repetirse.
Tras la muerte de John Bonham habían prometido no seguir como banda, pues si faltaba algún miembro la magia se perdía. Y así fue hasta que en 2007 se reunieron tras 27 años, pero solo para homenajear al fundador de su sello discográfico de toda la vida (Atlantic Record). La sustitución en las baquetas a cargo del hijo de Bonzo para este homenaje fue la mejor elección. Por momentos parece que el alma del padre se haya reencarnado en el hijo. Y es que lo que mamas de pequeño…
Todas las canciones que están son, pero no están todas las que son. Para ello, a las más de dos horas de duración del concierto habría que sumar al menos una más. La voz de Robert Plant suena espléndida, atemporal, así como una ejecución instrumental perfecta, bastante alejada de aquellas espectaculares actuaciones de los 70 en escenarios impregnados de ácido. Y aunque tenga algún pequeño punto débil (la interpretación de su aclamadísimo Whole lotta love es algo floja), muchas canciones como Nobody´s fault, No Quarter o Kashmir suenan inmensas, grandiosas, engrandecidas. No es de extrañar que las revistas especializadas hayan calificado de matrícula de honor este disco, aunque entendemos que el corazón participa de alguna manera saltándose el sobresaliente y elevando la nota al máximo.

Ronky de Pepper & The Stringalings (2011)

En este producto nacional que se expresa en inglés se da la unión de Led Zeppelin y Aretha Franklin. Y si apuramos un poco, también hace su aparición el espíritu de Janis Joplin, pero sin exceso de alcohol. Riffs de guitarras repletos de rhythm ’n’ blues y rematados por la poderosa y cultivada voz de su cantante Lady Pepper (Pepa para los amigos), que nos congratulan y nos animan a pensar que hay esperanza en tierras patrias.

The Russian Wilds de Howlin Rain (2012)

Si Kingdom Come fueron los hijos de Led Zeppelin y The Black Crowes los nietos, Howlin Rain son sus bisnietos. Eso sí, como sabemos, la raza puede mejorar. Y este es el caso. Esto lo supo Rick Rubin desde que les echó la vista encima. Una fabulosa banda que despliega un sonido setentero, pero moderno, comandada por el vozarrón de Ethan Miller. Un disco con mayúsculas que nos hace soñar y pensar en que cualquier tiempo pasado fue mejor, aunque no siempre sea cierto. Canciones como Pahntom In The Valley o Beneath Wild Wings así lo demuestran.





Opposites de Biffy Clyro (2013)

Hacer un buen disco a estas alturas de la película es arduo trabajo. Conseguir que ese trabajo se convierta en un producto doble es casi imposible. Biffy Clyro lo ha logrado. Un grupo que conocí de forma accidental: tras haberme quedado dormido en mi antiguo y minúsculo sofá, desperté en una madrugada enjugado en sus melodías alternativas que presentaban en Radio 3. Canciones como Sounds like balloons o Biblical demuestran la variedad y calidad que encierra este álbum, que está cargado de piezas exquisitas que pueden seducir a seguidores del rock alternativo, el pop-rock indie o metal por igual. Pretencioso a más no poder, pero sin que pueda parecer forzado. No, nada forzado. La melodías fluyen con una naturalidad pasmosa, como brotando de lo más profundo con una finalidad creíble.

El rock sigue estando a salvo.




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