miércoles, 3 de julio de 2013

Herejía del escarabajo: (des)montando a los Beatles III


Yellow Submarine. ¿Qué es esto? La sexta herejía, pero en este caso son ellos los herejes.



Abbey Road. Mientras Paul iba a lo suyo, John no paraba de decir que la música que componía su compañero era de abuelitas. Y en algunos casos era cierto, aunque casi mejor haberse callado si tenemos en cuenta parte de su postrera producción en solitario. Además, el álbum se grabó, afortunadamente, gracias al empecinamiento de McCartney, que contribuyó con un fabuloso medley del que destaca el corte Carry That Weight. En realidad, nadie debió quejarse de nadie, pues las composiciones de cada uno por separado no daban para un disco del nivel que hemos estado hablando. Estaba claro que las relaciones dentro de la banda eran nefastas, pero firmaron un armisticio durante el verano de 1969 para grabar esta obra que se encuadra ya, sin ninguna duda, dentro del género del rock.

El resultado es un disco de composiciones individuales en el que colaboraba el resto. Eso se nota desde la primera escucha pero, ¿acaso no fue siempre así? Da igual, el disco no desentona con su trabajo anterior, que parecía insuperable. A la mencionada contribución de Paul, John se marca dos trallazos: uno, el conocido Come Together, compuesto inicialmente para la campaña del controvertido Timothy Leary, defensor de la legalización de las drogas; y, otro, I Want You (She´s so heavy), una fabulosa mezcla de hard rock, rock progresivo y blues, en el que la letra es lo de menos.



En medio, Harrison da una pincelada con una dulce Here Comes the Sun para saltarse por completo el guion y hacer paréntesis ante el duelo de titanes. En la grabación se nota cómo han ido creciendo como músicos: John y Paul esforzándose por cantar mejor que el otro; las guitarras tomando protagonismo con solos sentidos y de nivel; Paul trazando una línea de bajo muy trabajada… Si sumamos todo esto a las leyendas que surgieron alrededor de este disco, el éxito comercial estaba asegurado: ¿muerte de Paul McCartney?, ¿pistas misteriosas en el disco?

Let it be, un flashback. ¿Es este el as en la manga que escondía Apple Records? Con las cartas marcadas gana cualquiera. En principio el disco se iba a llamar Get Back y fue grabado antes que el Abbey Road, pero se descartó lanzarlo primero. La idea, y de ahí el título, era regresar a las raíces del grupo, grabar en directo y en poco tiempo, ser espontáneos. Finalmente, el disco se haría público tras la ruptura oficial de la banda: el último huevo de oro de la gallina.

Con las seis primeras canciones podemos pensar que estamos ante otra obra maestra. Pero esto no es verdad, aunque tampoco su contrario: es un buen disco de rock. No nos engañemos, el tantas veces oído Let it be (una oda a la esperanza) sigue sonando hoy igual de bien.

La séptima herejía: ¿Don´t let medown una cara B del single Get Back? Solo se entiende si aceptamos que la disposición de las canciones del disco no había sido hecha por el grupo, ya que la típica combinación que entremezclaba canciones rápidas y lentas (Lennon/McCartney-McCartney/Lennon) se enturbia un poco y el disco decae en su progresión a medida que avanza.

      Mixtura de herejías. ¡Cuánto se habrán reído los escarabajos de las interpretaciones de sus canciones! (véase letra de Glass Onion). Pero lo que está claro es que la trascendencia de estas, real o adjudicada, ha sido enorme, tanto que forma parte de la cultura general de los pueblos: el impacto que produjo la falsa noticia de la muerte de Paul MacCartney en 1966, la rumorología acerca de que “la culpa de todo la tenía Yoko Ono”, versiones adaptadas al cine (véase la película Across the Universe), apología de las drogas, nombre de esqueletos fosilizados extraídos de sus letras (Lucy), experimentos con otras músicas del mundo, precursores del rock progresivo, adaptaciones de sus canciones para baladas religiosas, entradas de bodas o anuncios publicitarios (recordemos el reciente de Movistar), inicio del fenómeno fan y del primer concierto al aire libre (un auténtico desastre de sonido, por cierto).

Epílogo herético. The Beatles fueron creadores ascendentes de grandes ideas musicales, constructores de esqueletos de diamantes en bruto preparados para que otros los puliesen, arreglasen, versionasen o desmontasen y, así, terminar de crear auténticas obras de arte.


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