martes, 21 de mayo de 2013

Prohibido olvidar


¿Será por el recuerdo de esa replicante voz maravillosa de Constantino Terminator que nunca nos dejará y que estalla ahora más que nunca en nuestro cerebro?



¿Será por esos versos colocados perfectamente en su sitio por uno de los mejores albañiles de palabras? No sé qué razones me llevaron a pensar en la letra de una magnífica canción de protesta, o mejor dicho, en un auténtico poema de queja que se materializa en una salsera experiencia musical. No sé por qué la canción se ha metido en mi cabeza a través de los altavoces de mi coche, resonando como nunca, escupiendo realidades de otros tiempos y otros lugares que regresan a la memoria extrapolando situaciones sin grandes esfuerzos. No lo sé. ¿O sí lo sé?


Prohibieron ir a la escuela e ir a la universidad. 
Prohibieron las garantías y el fin constitucional.
 
Prohibieron todas las ciencias, excepto la militar.
 
Prohibiendo el derecho a queja, prohibieron el preguntar.
 
Hoy te sugiero, mi hermano, pa' que no vuelva a pasar,
 
¡Prohibido olvidar!
 

¡Prohibido olvidar!
 
Prohibido esperar respuestas. Prohibida la voluntad.
 
Prohibidas las discusiones. Prohibida la realidad.
 
Prohibida la libre prensa y prohibido el opinar.
 
Prohibieron la inteligencia con un decreto especial.
 
Si tú no usas la cabeza, otro por ti la va a usar.
 
¡Prohibido olvidar!
 

¡Prohibido olvidar!
 
Prohibido el derecho a huelga y el aumento salarial.
 
Prohibieron ir a la calle y al estado criticar.
 
Prohibieron reírse del chiste de su triste gobernar.
 
Prohibieron el desarrollo del futuro nacional.
 
Yo creo que la única forma de darle a esto un final es:
 
¡Prohibido olvidar!
 

¡Prohibido olvidar!
 
Prohibieron los comentarios sin "visto bueno" oficial,
 
Prohibieron el rebelarse contra la mediocridad.
 
Prohibieron las elecciones y la esperanza popular.
 
Y prohibieron la conciencia, al prohibirnos el pensar.
 
Si tú crees en tu bandera y crees en la libertad:
 
¡Prohibido olvidar!
 

¡Prohibido olvidar!
 
Pobre del país donde lo malo controla,
 
donde el civil se enamora de la corrupción.
 
Pobre del país alienado por la droga,
 
porque una mente que afloja, pierde la razón.
 
Pobre del país que, con la violencia, crea
 
que puede matar la idea de su liberación.
 
Pobre del país que ve la justicia hecha añicos
 
por la voluntad del rico o por orden militar.
 
Cada nación depende del corazón de su gente.
 
Y a un país que no se vende, nadie lo podrá comprar!
 

¡No te olvides!
Rubén Blades