lunes, 7 de octubre de 2013

Perr(l)as de música: resaca del verano

     The Winery Dogs de The Winery Dogs. Sin duda, será uno de los mejores discos del año. Un soplo de aire fresco que viene a las mil maravillas para reflotar, con la extrema calidad de sus creadores, la exquisitez y sencillez del rock clásico: Richie Kotzen (Kotzen/Howe Project, Poison, Mr. Big), presta su desconocida voz, que recuerda muchísimo a la de Chris Cornell, a la vez que se encarga magistralmente de las seis cuerdas; el gran Billy Sheehan (Mr. Big, Steve Vai) a las cuatro cuerdas; y, el omnipresente y versátil Mike Portnoy a las baquetas en su enésimo grupo. Un power trío de lujo que no tiene pinta de perdurar en el tiempo. Ojalá nos equivoquemos. Mientras tanto, a disfrutar de mucha melodía.



     13 de Black Sabbath. Los inventores del heavy metal han superado sus diferencias y han vuelto para quedarse un poquito más, aunque no pudieran terminar de convencer a Bill Ward (¿pretensiones económicas?). Pero no se rindieron y, ni cortos ni perezosos, han contratado a Brad Wilk de Rage Against The Machine. La voz de Ozzy suena mejor que nunca, incluso parece que ha perdido esa nasalidad que a los menos adeptos molestaba. Geezer Butler, creador de todas las letras, está majestuoso y Iommi se encarga de resucitar el temible tritono para aterrorizar al mundo.



   Heavy Metal Music de Newsted. El hijo pródigo regresa tras la expulsión, pero no a su antigua casa de Metallica. Tras su fugaz paso por la interesante banda alternativa Echobrain y algunas otras, Jason Newsted se planta con este disco de título simbólico que se mezcla con un trash metal bastante correcto, pero nada sorprendente. Salvando las grandes diferencias cualitativas, el sonido se podría situar entre su exbanda Metallica y los Megadeth de Dave Mustaine, el otro desterrado de aquella primera banda. Casi convendría que Newsted se uniera a este último y formaran algo más interesante juntos.



   Device de Device. Si te gustaron Disturbed y no te importa que se le haya sumado a su sonido un salpimentado de música electrónica, casi imperceptible, no hay duda de que los degustarás. Se había dicho que la voz de David Draiman pasaba por graves dificultades, pero debe haberse recuperado del todo porque no se nota absolutamente nada: la melodía sigue saliendo despedida de su boca acompañando al ritmo de forma única.




    Loud like love de Placebo. Esperadísimo regreso de esta banda que siempre ha sonado diferente a todo lo demás. Sin afirmar que su anterior Battle for the sun fuera un mal disco, con este han vuelto a reafirmarse sobre su sonido inicial, que aún tiene mucho que decir. Aunque se  ha criticado las letras de esta última obra por redundar en los mismos temas juveniles desde hace años, los que estamos más pendientes de la melodía, riffs y ritmos, disfrutaremos de esta nueva entrega muy bien equilibrada. Sin duda.


2 comentarios:

  1. Le echaré una oreja al de The Winery Dogs que es el más cercano a mi actual sensibilidad. Escúchate el nuevo de Casablanca que por ahí anda. Y aléjate de Placebo, Victor Kiko!
    Gracias por el enlace.

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  2. Ya hice mi primer acercamiento a Casablanca. No suenan nada mal, tienen un no sé qué. Te contaré algo cuando los cate del todo.
    Pero en Casa Vikowski no se veta casi nada, y menos Placebo: los oídos siempre están abiertos a casi todo.

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