miércoles, 22 de marzo de 2017

1987, el año de la serpiente



Justo este mes hace 30 años de aquel primer encuentro, el que definiría a la perfección el gusto musical de un muchacho que se acercaba un día a la plaza del pueblo para encontrarse con sus amigos. Allí, sus oídos recibieron ese día las notas musicales más alucinantes que había escuchado hasta ese momento. Y comprendió que aquella música jamás lo abandonaría.

Del radio casete de doble pletina salía una solemne entrada que a continuación era surfeada por la voz de un tipo que alcanzaba registros inigualables para los oídos de aquel chico. Comprendió que lo que había estado oyendo hasta ese momento estaba bien, pero aquello era mejor. Aquella música lo zarandeó de un lado a otro, le hirvió la sangre y le provocó el más profundo sentimiento. Después de todos aquellos tintes zeppelianos, ese ritmo sensual que aporta el riff, el interludio de lamentos vocales que erizan la piel y el aporte guitarrero ejecutado con un arco de instrumento de cuerda clásico, brota de nuevo la fuerza que desata la auténtica locura. Una auténtica gozada de canción: Still Of The Night de Whitesnake había visto la luz el mismo día que vino al mundo este muchacho unos años antes. ¿El destino?




El resto del disco sonó de arriba abajo y de abajo arriba una y otra vez sin que nadie se saltase un detalle. Sus títulos parecían componer un pequeño poema sin ningún esfuerzo mental:

Cuando cae el sol
Llorando bajo la lluvia
Corriendo bajo la cubierta de la luz de la luna
Aquí voy de nuevo
Como un vagabundo
Como un chico en la penumbra.

Me fui derecho a tu corazón
Buscando amor
En la quietud de la noche
¡No te vayas!
¿Es esto amor?
Por favor, no vayas a romperme de nuevo.

¿Cómo se gestó esta obra?

Muy difícil era superar un grandioso disco anterior, Slide It In, pero Coverdale ideó un plan para romper los mercados sin necesidad de prescindir del sello blusero de la serpiente blanca. Supo aprovechar el momento, darle una vuelta de tuerca a su música. Y lo consiguió.

Pero todo esto no fue sencillo. El proceso de grabación fue un auténtico calvario. El estupendo guitarrista John Sykes se encierra en una ciudad francesa con el exvocalista purpleano David Coverdale para preparar las ideas.

(No olvidamos que antes de Sykes existió una remota posibilidad de que fuera nada más y nada menos que Gary Moore quien se uniera a la banda del reptil blanco. No alcanzamos a pensar qué hubiese salido de ahí)

Al binomio mencionado se le suman más tarde el bajista Neil Murray y el reconocido batería Aynsley Dunbar (ex John Mayall, David Bowie, Jeff Beck) para grabar las primeras pistas en Canadá. Allí comienzan las diferencias en la dirección de las composiciones entre el guitarrista y el líder de la banda, y es justo entonces cuando David Coverdale se ve afectado por una terrible sinusitis que lo retira del proceso unos seis meses. John Sykes se impacienta y sugiere seguir la grabación con otro vocalista.

Pero, ¿esto qué es? ¿Este chaval había olvidado que Whitesnake es propiedad de Mr. Coverdale? La relación se tensó y se rompieron todos los acuerdos. Sykes salió defenestrado, aunque se llevó parte de los derechos de autor que, por supuesto, se merecía este gran compositor, creador de varios himnos de la banda.

Tras la marcha de Sykes, se terminaron de grabar las pistas con la colaboración del teclista Don Airey y el guitarrista holandés Adrian Vanderberg. El resto de componentes se fueron marchando al ver que nadie les cerraba la puerta de salida. Finalmente, el proceso iniciado en 1985 había concluido a finales de 1986 y estaba preparado para editar en marzo de 1987.

El álbum tuvo dos ediciones: la americana, con 9 temas y denominada simplemente Whitesnake; y, la europea con 11 temas y denominada 1987. La disposición de los temas es diferente, pero da exactamente igual, el efecto es el mismo. Recordemos que esta obra se editó y triunfó en el año en que el hard rock y el heavy metal alcanzaron la cima. En ese año vieron la luz, entre otros, Wild Frontier de Gary Moore, The Joshua Tree de U2, Among The Living y I´m The Man de Anthrax, The Eternal Idol de Black Sabbath, Electric de The Cult, Hysteria de Def Leppard, Dream Evil de Dio, Introduce Yourself de Faith No More, Once Bitten de Great White, Appetite For Destruction de Guns N´ Roses, Love Is For Suckers de Twister Sister, Crazy Nights de Kiss, Keeper Of The Seven Keys I de Helloween, Fighting The World de Manowar, Girls, Girls, Girls de Mötley Crüe, Surfing With The Alien de Joe Satriani…

Viendo todo los sucedido era casi imposible pensar en un producto estrella, pero así fue. ¿Qué pasaría con la defensa del disco en directo? Con este fin, Coverdale, reclutó a Vivian Campbell (ex Dio) para las seis cuerdas junto a Vandenberg, al bajista Rudy Sarzo (ex Quiet Riot) y al batería Tommy Aldrige (ex Ozzy Osbourne).

Solo queda dejar correr el dedo hacia el botón del play y dejar que el oído juzgue por sí mismo.